miércoles, 11 de septiembre de 2013

Los besos sin miedo... como los de los niños

Los niños, y siempre ellos. No me hace falta más.

El periodo de adaptación va marchando con sus ingredientes esenciales: lágrimas, mocos, pataletas, cierta incertidumbre al entrar por la puerta de la clase, preguntas tipo "¿cuándo viene mamá?", padres que les cuesta dejar a sus niños y conforme pasa el tiempo se dan cuenta de que los pequeños se adaptan y están contentos, pipís, un cierto descontrol hasta que vayan cogiendo la rutina... 

La mejor medicina para un maestro (desde mi punto de vista): PACIENCIA Y CARIÑO. 

Y algunos INSTANTES que te hacen ver que esta profesión tiene magia, y te dan la fuerza para seguir: 

Voy con una compañera a buscar un material para un pequeño trabajo y de paso me encuentro con uno de mis pequeños acompañado de su madre y su abuela. Me paro delante de él, me agacho para ponerme a su altura, y le miro a los ojos. La abuela y la madre le dicen "Mira, Jesús!!!" Él sabe quien soy, cada vez está más cerca de mí, y le pregunto "¿Me das un beso?", y qué beso... un beso profundo, tímido pero atrevido, que me llegó al alma. Bendito momento. 

Después, hablé un poco con la familia comentando aspectos de la adaptación, lo que el niño cuenta en casa... y al final de la conversación, una verdad como un templo: "Entre tu labor en la clase, y la nuestra en casa, lo estamos educando lo mejor posible". 

Y espero que besos como el de hoy sigan siendo parte de mi vida. Gracias mi vida.

6 comentarios:

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