Hoy, aunque sea día de elecciones, celebramos el Día Internacional de la Infancia y de los Derechos del Niño.
Cada día, en la actualidad, muchos pequeños crecen viendo cómo sus derechos son vulnerados. La protección, la salud, el juego y la diversión se convierten en una expresión de deseo que a menudo escuchan a su alrededor.
Los niños y niñas tienen derecho:
- A la vida
- Al juego
- A la libertad
- A una familia
- A ser protegidos de los conflictos armados
- A la salud
- A no ser discriminados
- A un nombre
- A la alimentación
- A la educación
- A ser niños
- A ser niños
Y mucho más que me dejo en el tintero, pero no hace falta escribir más sabiendo que esto no se cumple. ¿Qué pasa con los niños que viven en chabolas y de forma precaria? ¿Qué pasa con los niños que no tienen alimento día a día? ¿Qué pasa con los niños que sufren el absentismo escolar? ¿Qué pasa con los niños discapacitados a los que no se les brindan todos los recursos, todas las prestaciones que necesitan? ¿Qué pasa con los niños que reciben un arma y les enseñan a disparar?... Así podríamos seguir y seguir.
Cuando estudiaba 1º, escribí una reflexión sobre la Convención de los Derechos del Niño que me gustaría compartir:
"La
declaración de los Derechos del Niño se concibe como un tratado entre
diferentes países de todo el mundo para establecer una visión de los derechos
humanos en el ámbito de la vida infantil. Desde la proclamación de la
Declaración de los Derechos Humanos por las Naciones Unidas, los derechos del
niño se incluían dentro de ésta, pero de una forma u otra, en el mundo seguían
produciéndose situaciones inadecuadas y que violaban plenamente los derechos de
los niños y niñas del planeta. Tal fue la preocupación de los estados, que
decidieron aplicar una especial atención y particularidad a las necesidades
básicas de los menores y una conveniente protección para que fueran cubiertas
todas y cada una de ellas.
Y
de protección comienzo hablando, o más bien sigo insistiendo, pues no nos damos
cuenta de que muchos niños y niñas se encuentran desprotegidos, sin unas
condiciones de vida favorables para su desarrollo: sin hogar, alimento,
higiene, atención sanitaria… Y no sólo estoy hablando de las naciones
subdesarrolladas, empobrecidas por la avaricia y el egoísmo de las autoridades,
sino también de nuestra sociedad más cercana, ¿se han encontrado en alguna
situación así?
El
artículo tercero de la Convención, en su apartado segundo establece que “los
estados partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que
sean necesarios para su bienestar…” Muchos estados así lo hacen, pero ¿qué me
dicen de familias que viven en los suburbios de las ciudades? ¿Acaso los niños
que viven allí encuentran sus necesidades totalmente cubiertas? ¿Acaso reciben
una educación gratuita como se tiene establecido para todos los niños? No, el
cuidado y el bienestar del niño se ve así comprometido con su desarrollo.
Es
la etapa infantil la que mejor debe desarrollarse, pues en ella se colocan los
cimientos de su personalidad y de su saber desenvolverse en una sociedad cada
vez más exigente, que pide más. Si comenzamos desde el principio con un niño
que se encuentra bajo el amparo de sus padres, pero que estos, ya sean por los
motivos pertinentes, no puedan o crean que no puedan dar una protección
conveniente a su hijo, una de las reacciones más notables es el abandono o el
desinterés que puede provocar. El niño se considera un impedimento más en la
lucha de cada día, y muchos padres pierden las esperanzas de seguir adelante.
Todo esto influye netamente en el desarrollo del niño, sobre todo en el ámbito
psicológico, y supondrá un comportamiento determinado en la persona.
No
quiero quedarme solamente en la preocupante situación de muchas familias que
hoy día viven así, pues hay otro aspecto bastante relevante en esta Convención
y que tiene relación con el artículo tercero. Se trata de los niños y niñas
mental o físicamente impedidos.
El
artículo veintitrés reconoce que “el niño mental o físicamente impedido deberá
disfrutar de una vida plena y decente (…) Los Estados Partes reconocen el
derecho del niño impedido a recibir cuidados especiales…” Como sabemos, muchos
niños y niñas tienen deficiencias que limitan su desarrollo como personas.
Estas deficiencias, con un cuidado y atención adecuadas podrían dejar de ser un
problema para el niño en su futuro, o por lo menos dejar que el niño sea capaz
de desarrollarse hasta el máximo posible para que pueda formar parte de la
sociedad y participe de forma activa e integrada. Este problema se está tomando
muy en serio en los centros escolares, donde cada vez más van llegando niños y
niñas con problemas, sobre todo en la enseñanza infantil. Se les da una mayor
atención, y aunque es complicado, se obtienen resultados satisfactorios. El
compromiso ético con estas personas es grande: se han fundado organizaciones
para la integración de hombres y mujeres, niños y niñas con síndrome de Down,
crece la intervención y la solidaridad con niños y niñas autistas, y se sigue
investigando sobre otros trastornos y enfermedades. Sin embargo, todavía queda
mucho por hacer y no se cuenta con todo el apoyo de la sociedad.
De
los dos artículos principales de los que acabo de hablar, resalta un aspecto
que, aunque no se muestra de forma explícita, forma parte del bienestar y la
seguridad que los estados están comprometidos a ofrecer a los niños. Se trata
de la educación.
La
educación, además de ser un derecho recogido en el artículo veintiocho, y su
aplicación en el veintinueve, es necesaria para establecer una protección y un
bienestar adecuados. Educar a los padres en problemas, en el caso de vivir en
condiciones adversas, para que sepan dar lo mejor a sus hijos y no abandonen la
gran labor que tienen que desempeñar; y enseñar a los niños, para que colaboren
en su desarrollo como personas y reciban la prosperidad que se merecen. Algunos
podrán decir que la principal responsabilidad la tienen las autoridades, es
verdad, pero siempre se puede hacer algo más y la educación desempeña un papel
primordial en esta cuestión.
Nosotros,
los que desempeñamos el rol de maestro, tenemos mucho que decir; y así termino
a modo de conclusión. Nuestra función es formar a personas, estar atentos a sus
necesidades y solventarlas en la medida de lo posible, aparte de otras muchas.
En estos casos, ayudar a los padres que adquieran confianza en sí mismos y que
luchen por lo que les importa y por lo que nos importa: sus hijos y nuestros
alumnos. Y abrir puertas a los niños que tienen problemas. Esa es nuestra
misión, nuestra lucha: educar para que se reconozcan definitivamente estos
derechos, que no sólo los que recogen estos artículos citados, sino también los
demás, y que puedan garantizar una vida y una seguridad dignas para todos los
niños y niñas del mundo."
Acordémonos de todos ellos, y celebremos este día por y con ellos, por nuestros hijos, por nuestros alumnos, por aquellos niños que están en los hospitales, por aquellos que vemos jugar en el parque o pasear con sus padres, por aquellos que están preparándose, están a punto o acaban de nacer.
No hay cosa más maravillosa que ver reír a un niño, que verlo feliz, y todos hemos tenido experiencia de eso. PODEMOS CONSEGUIRLO.
Estoy deacuerdo contigo. No hay nada más bonito que oir reir a un niño. Se me parte el alma pensando en todos aquellos pequeños que no sonríen nunca porque no tienen motivo para hacerlo. Todo aquel que le haga daño a un niño merece lo peor.
ResponderEliminarCreo que habría que añadir un derecho más "los niños tienen derecho a ser niños", si porque aveces los forzamos a crecer demasiado rápido, a asumir responsabilidades cuando no toca, a horarios maratonianos y a multitud de actividades, porque aveces los tratamos como si fueran adultos y los vestimos como adultos y les damos explicaciones de adultos.
ResponderEliminarEl derecho a la educación también es primordial y deberíamos partir de enseñar a los padres a ser padres, porque diariamente me encuentro multitud de padres totalmente perdidos que dan todo a sus hijos creyendo que eso es educar.
Y no digo nada de la multitud de niños hacinados en orfanatos en países lejanos esperando unos padres, listas interminables de espera para poder adoptarlos, habría cosas que deberían poderse simplificar como caso de urgencia.... y si sigo comentando te hago una entrada yo solita jajaja....
Madre desesperada: es una gozada verlos reír!! hoy me he quedado prendado de los bebés, de su mirada y su sonrisa!! así debería ser con todos, no negarle nunca una sonrisa a un niño
ResponderEliminarMisMellis: ya he puesto el "ser niño" en la lista. es tan importante lo que dices!!! y son esas y tantas situaciones más por las que tenemos que luchar... ningún pequeño se merece estar así, y si podemos hacer algo, por pequeño que sea, hagámoslo. gracias por enriquecer mi entrada!! estaré encantado de recibir una entrada tuya, para publicarla cuando tu gustes!!
Que bonita entrada Jesus. Ojalá algún dia no tengan que recordarnos que los niños tienen derechos porque todos vivan tal y como merecen . Un beso
ResponderEliminarOjalá que todos los niños del mundo tuvieran los mismos derechos y el mismo acceso a todos los bienes de primera necesidad
ResponderEliminarParece mentira que haya niños que carezcan de estos derechos,...
ResponderEliminarJesús, gracias por compartir los experimentos. Prometo hacerlos todos, seguro que nos encanta!!
mi correo: mistrucosparaeducar@yahoo.es
Hola Jesus. Tienes un premio en mi blog. besitos
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